Jorge Inostrosa comenzó a escribir la segunda parte de Adiós al Séptimo de Línea cuando la primera parte –la Campaña Marítima– ya era el mayor best seller que se había dado en Chile. Y tal como lo hizo para la primera parte, para documentarse para la Campaña de la Sierra realizó algunos viajes a Perú. En uno de estos, mientras recorría unos terrenos cercanos a Lima, para ver con sus propios ojos donde habían ocurrido las acciones militares que iba a describir, fue detenido por una patrulla militar. Sospechoso de espionaje, fue trasladado a Lima. Allí y tras varias horas de intentar que le creyeran que era escritor y que solo estaba documentándose, Inostrosa pidió la intervención del Consulado de Chile. Cuando finalmente se le dejó libre, el escritor se dirigió a una librería de Lima, donde le habían dicho que en su trastienda se vendían los tomos ya publicados de Adiós al Séptimo de Línea, y compró un ejemplar, el cual le llevó personalmente y regaló al oficial que lo había detenido.
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